Hoy Santiago me regaló un corazón de plástico y una chocolatina. Es un corazón pequeñito, anaranjado y nuevo. Y es de repuesto, mientras arreglo el que me rompió Pedro.
Me voy a sentar en el andén a comerme mi chocolatina y voy a ponerme mi corazón nuevo, después voy a cerrar los ojos para que no se me salgan las lagrimas de hoy; entonces, contemplando mis parpados cerrados y repletos de agua, voy a pensar en un buen sitio donde arreglen dolores de pecho...
En este punto también requiero de alguien que arregle párpados desbordados.