El día que nos fuimos de Saint Joe se sentía la nostalgia en el aire, los árboles que habíamos visto tantas veces en nuestros paseos en carro se volvieron novedad.
Cuando te acostumbras a la belleza y al exotismo, pierdes la capacidad de sorprenderte. Así pasó con la anatomía de los árboles. Los viste cambiar de verde a rojo, los viste quedarse calvos, los viste pelados y luego no los viste más.
Hasta que llegamos a ese último día... Otra vez eran encantadores y nuevos a los ojos.
...
La nostalgia nos permite recuperar la habilidad especial de sorprendernos. Y con esa conciencia, - la de lo que dejábamos atrás -, fuimos nuevos.
Me acuerdo que esa tarde llovió mucho en Saint Joe.
(jugando a dos voces)