Nunca nadie piensa en los dedos pulgares, pero ellos si piensan por si mismos. Y sienten también.
Nadie puede saber si un pulgar esta feliz o esta triste, porque los dedos no tienen ojos, ni boca, solo piel...
Los pulgares no lloran, pero les duelen los portazos y los mordiscos, y se ofenden cuando la gente prefiere otros dedos que saben señalar o que son chiquitos...
A este le toco ser gordito y no tener falangina, pero asi es la vida de los hijos del tacto, pragmática e inmutable.
No sé qué sientes, pero eres un dedo, el menos agraciado, y el más talentoso, sobre todo en la era de los teléfonos inteligentes.