martes, 19 de septiembre de 2017
lunes, 19 de junio de 2017
María del alma
Era de noche y ya no había ruido de gente en la casa. De fondo estaba sonando 'María bonita', de Agustín Lara.
Yo estaba sola, leyendo cuentos de terror y meciéndome en mi silla morada. Pensando...
¿Será que alguna vez voy a poder existir así de libre, como soy ahora, pero acompañada?.
Seguí leyendo.
miércoles, 7 de junio de 2017
Mi casa
Mi casa está llena de aviones, de barcos, de libros...
Está llena de trenes, de campos, de platos ya comidos, de cultivos infinitos de vino.
Mi casa tiene pelo, tiene memoria, tiene obras de arte, y marcos azules con las mejores fotografías del mundo.
En mi casa hay piel, hay migrañas, hay sudor frío. Hay dolores que algún día serán antiguos, como mis canas, cuando cumpla cien años.
Mi casa es un jardín, una playa, una montaña, y a veces un cuarto oscuro. Adentro hay emoción intensa, hay sueños, hay miedo...
En los días de terror no entra el sol, ni el viento, ni el aire; no se reciben visitas, porque llueve todo el tiempo.
Pero en las temporadas de calor se puede ver, desde las ventanas de madera, un mundo extenso, verde, surcado por pajaros exóticos en el cielo, y animales de todos los tamaños, que en tierra rondan las entradas. Todos viven conmigo.
Mi casa es un refugio, es lo único que tengo para siempre, lo que dejo a quienes pasan por mis caminos.
Y es lo que yo quiero: muros con un techo bien alto.
Que sea eterno, por favor que todo adentro sea eterno.
miércoles, 31 de mayo de 2017
La ciudad de los muertos
Es de día. Miles caminamos por las calles negras, ocupados en múltiples actividades para subsistir; pero parece que solo deambularamos. Desde arriba Dios ve impotente cómo arrastramos los pies.
Aquí las personas somos especiales, todos llevamos un muerto en los hombros, como si su piel morada nos diera abrigo; pero los difuntos son en verdad una sombra que nos bloquea la luz del sol y un peso que cansa...
Siempre duelen los difuntos sobre los cuerpos de los vivos. Hay unos que hieden especialmente en los días de calor, se derriten sobre sus anfitriones, y hueso y tejido se mezclan con la carne del que los carga. Hoy es uno de esos días. Huele mal afuera, como si se estuvieran pudriendo las avenidas, como si a la ciudad también la hubieran matado; pero no es culpa del paisaje, somos los caminantes, que llevamos a nuestros muertos a todas partes.
Así es como luchamos por mantener en vigencia a los tiempos pasados, queremos resucitar los días felices, o morirnos con ellos.
Agonizamos todos, Siempre...
Es de día, en la ciudad de los muertos.