jueves, 30 de junio de 2011

De reparaciones locativas

Le puse piedras, lo llené de arena, le metí mil cánicas. Lo cubrí con un tapete y lo dejé por un tiempo...

Volví unos meses después, confiada en que ya no existía más, pero cuando asomé la cara, era más grande que antes. Entonces escupí, vomité, lloré sobre él. Esperé no verlo más, sobre todo no sentirlo más en mi suelo, pero ya no había cobertor suficiente para taparlo ni bastante agua de lluvia para llenarlo. 

En noches como esta que por curiosidad vuelvo a asomar la cabeza, me parece descubrir que se extiende hacia lo profundo. Que gran hueco, que gran hueco.




domingo, 12 de junio de 2011

ANGUSTIAS

Iba yo muy feliz caminando por la calle, cuando de repente angustias me mostró los dientes, me amenazó con matarme los cesos, con quitarme los estribos. Por un momento me hizo creer que se me agotaban las palabras. Me hizo sentir que se me caía la boca y con ella los dientes y con ellos la lengua y con ella la tan preciada saliva. Es que se me iba el aire y parecía como si el viento me arrancara los cabellos. Los ojos se me cerraban y los oídos me chillaban desesperados. 

Una vez más me mostró sus dientes, me amenazó con arrancarme del suelo. Pero luego, ante la impotencia declarada que viste a la amenaza, Angustias se quedó plantada frente a mi y me preguntó con elocuencia hacia dónde quedaba el norte. Yo muy indignada por tan infundado escándalo me puse mi boca, mi lengua y mis dientes y le invité una taza de café.  

viernes, 3 de junio de 2011

Me fascina la idea

Bueno sería salir a la calle y que las gotas gordas de agua me estallasen encima, pienso en golpear el suelo mojado con mis botas superpoderosas y me imagino gritando un rato sólo por el mero placer de la histeria.

La verdad es que me fascina la idea de mi pelo empapado, y que la ropa me pese y que se me corra el maquillaje y parecerme más a mi. Entonces podría...
Sí. Imagino que podría.