Iba yo muy feliz caminando por la calle, cuando de repente angustias me mostró los dientes, me amenazó con matarme los cesos, con quitarme los estribos. Por un momento me hizo creer que se me agotaban las palabras. Me hizo sentir que se me caía la boca y con ella los dientes y con ellos la lengua y con ella la tan preciada saliva. Es que se me iba el aire y parecía como si el viento me arrancara los cabellos. Los ojos se me cerraban y los oídos me chillaban desesperados.
Una vez más me mostró sus dientes, me amenazó con arrancarme del suelo. Pero luego, ante la impotencia declarada que viste a la amenaza, Angustias se quedó plantada frente a mi y me preguntó con elocuencia hacia dónde quedaba el norte. Yo muy indignada por tan infundado escándalo me puse mi boca, mi lengua y mis dientes y le invité una taza de café.
me gusto mucho ..... como siempre
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ResponderEliminarQue no se nos vuelva a caer la boca, la lengua y los dientes... Tomemos café mientras sonreímos y cantamos con Angustias... Afuera seguirá lloviendo, y cada gota que golpea el suelo se convertirá en palabras que hagan infinita la tarde... y el café.
ResponderEliminarMe encantan tus pocas palabras!
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