Como se sienten las esquinas...
Recuerdan lo finito y lo inacabado, lo que no fue.
A veces caminando por la calle, a uno le entra el miedo de pasar por las aristas donde fue feliz. Pero uno pasa, no porque sea valiente, ni porque tenga que pasar, sino porque al fin y al cabo uno ama las esquinas; porque uno necesita conservar la memoria y porque a algún lado habrá que llegar.
un día estaban mis ojos de paseo, merodeando por unas líneas mientras mi mente se partía en dos con la cotidianidad, pero hubo algo al doblar la esquina de una hoja, de un vinculo, de un nombre subrayado en una pantalla que titilaba.
ResponderEliminarDe pronto estas son las esquinas de las palabras, los bits discursivos, que convergen en deliciosas sorpresas.
Un buen final de 2011
Anónimo no anónimo