- Qué hay bajo el paraguas? -
Así empiezan las obsesiones. Con una pregunta simple, que no va a cambiar nada, pero que se vuelve indispensable para satisfacer el morbo.
Es una mujer?, un niño?, un enano? Un señor de corbatín?
Podría ser una vieja llena de arrugas y sin fuerza, que disimula el párkinson agarrando su paraguas por el mango y echándole al viento toda la culpa por la tembladera.
Podría ser un perdedor que evita mirar hacia arriba.
Podría ser una mujer sin fe.
Podría ser el mismo Dios, arriba y abajo al mismo tiempo por su omnipresencia...
- Qué hay bajo el paraguas? -
La respuesta llegó simple.
Debajo del paraguas están los vivos, y yo, que voy subiendo, soy el último aire de un ser que ya no se preocupa por nada.
Ya nunca voy a poder saber qué había debajo del paraguas.