Todo el mundo pensó que estaba muerta. Acostada sobre la cama, con la barriga apuntando al cielo, las piernas estiradas y abiertas, un brazo a cada lado de la cabeza... Era una perfeca equis sobre la colcha azul. Una consonante muda con los ojos cerrados y los labios partidos en una mini u. El pelo libre aquí y allá. Sobre la frente. Formando cadencias en los hombros, perdido alrededor de las orejas.
Y mientras que el mundo, ensombrecido en ignorancia y perdido de imaginación, le juntaba flores para enterrarla en el patio de atrás, ella ya se había ido...
Andaba feliz, flotando boca arriba en su lago preferido. Lejos de todos y más viva que nunca.
Ilustración
por Vero Gatti
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