viernes, 19 de octubre de 2012

Aunque sea de mentiras

"... Una flor de plástico no es flor". Dijo con desdén. "Ya sabes que no quiero nada de ti, mucho menos si es algo tan artificial y barato, que porquería". Y con el dramatismo propio de una dama de su clase, cerró el garaje de un portazo.

Él se quedó ahí, parado frente al portón, humillado, desangelado... "Cómo puede ser tan cruel" se lamentó con la garganta seca.

La flor en su mano de repente se sintió marchita. Qué culpa tenía ella de ser una margarita de mentiras, ahora nadie en el mundo la iba a querer, toda gastada y estrujada.

...Y mientras los vivos atendían a esta escena cliché de barrio residencial, sucedió algo incoherente: 
apareció una gota de agua entre pétalos blancos. Lloró una flor sintética.

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