Ante su saludo no existen dudas sobre su persona, no hay espacio para acusarle, porque es en suma la materialización de una convicción.
Nos pasamos la vida añorando a los valientes porque así es como hemos aprendido a vivir, se nos ha enseñado a esperar de todo y de todos, pero sobre todo hemos sido educados para buscar en el otro aunque sea un mínimo rasgo diferenciador.
Y nos agotamos cada vez en cada nuevo detalle, porque nadie nos explicó que la gallardía es una programación atípica y exigente para la que no todos tenemos licencia. Ahí es cuando uno entiende porque se ve por ahí tanto cobarde.
No hay comentarios:
Publicar un comentario