El único consuelo para tanta frustración es seguir en la nulidad, viviendo a punta de lengüetazos. Acurrucarse en el mismo sofá de todos los días y acomodarse la bigotera entre siesta y siesta. Y mirar por la ventana de vez en cuando, tratando de encontrar la lujuria perdida hasta en los pelitos de pasto.
Así se pasa los días Mr Pelusa, el gato castrado.
Suele suceder con la ventana del computador buscando los vestigios de nuestros recuerdos, ese voyerismo del facebook
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