martes, 25 de diciembre de 2012

Ansiedad

Hernesto...

Dígame

Estoy angustiado...

¿qué le preocupa?

¿Le ha pasado alguna vez eso de estar contento pero triste? 

¿Contento pero triste?

...Contento pero triste...

Sí, me ha pasado.

¿Y qué ha hecho en esos casos?

Lo que se hace siempre.

¿Qué?

Esperar.

¿Esperar qué?

Que se me pase el miedo.
Ilustración de Vero Gatti

martes, 11 de diciembre de 2012

La torta gigante

"¡Granos de azúcar!". Eso fue lo primero que se le vino a la cabeza mientras recorría el jardín con la mirada. Sí, con toda seguridad veía granos de azúcar de cerca y azúcar pulverizada de lejos.

...Y entonces se le ocurrió:

"A veces las cosas no son lo que parecen. No importa cuánto hayan tratado de convencernos los profesores de ciencias naturales"

Para ella, las casas del barrio bien podrían ser chispitas de dulce, la tierra bajo sus botas felpudas un pedazo de ponque de vino y las calles pavimentadas, lineas de crema chantillí. En cuanto a los granos de azúcar...
Eran granos de azúcar, no nieve como le habían hecho creer sus papás.

"¡El mundo es una torta gigante!", concluyó con convicción y empezó a caminar con paso recto mientras meditaba sobre su nuevo descubrimiento: "es increíble, emocionante, controversial  y..."

"Oh no..." Era sólo una posibilidad en la cabeza de una niña. Una idea dudable, improbable de momento, diferente, infantil, única... 

Y a veces, las grandes ideas se vuelven insignificantes en cabezas demasiado realistas. Súbitamente la noción de vivir en una 'torta gigante' empezó a sonar estúpida, y ella no quería sentirse estúpida...

Al final, en contra de sus propios impulsos, decidió que lo mejor era que la tierra siguiera siendo tierra, las casas, casas, y la nieve agua congelada, nada más. Y muy triste, pero resuelta, se fue para su casa.

Fue lamentable que se rindiera tan rápido. Si en vez de irse, decepcionada de si misma y de su falta de argumentos, Eugenia hubiese mirado hacia arriba, habría visto como una sombra nubosa invadía el cielo azul (que por cierto, era en realidad el techo azul de una cocina) justo antes de que una gran mano apareciera esparciendo azúcar blanca sobre la ciudad.

... Lo cierto es que ese día pasaron dos cosas importantes. En un mundo alguién decoraba un pastel gigante, y en otro una niña sin fé veía nevar desde la ventana.
Ilustración de Vero Gatti


jueves, 6 de diciembre de 2012

La acción de escribir

Tú no cuentas cuentos, ellos te cuentan a ti.
Por eso el día que empezaste a escribir
No estabas escribiendo
Te estabas dibujando
El día que empezaste a escribir...
...Te volviste caricatura


Liniers caricaturizándose





miércoles, 5 de diciembre de 2012

El último

¡Déjame que me lo eche nomás!
...Que me voy a morir cuando me muera.
Pero ten presente que ese día, el día que me muera...
Yo si me muero, es por vos.
...
Decía una vez una viuda, defendiendo un cigarrillo.

domingo, 2 de diciembre de 2012

Modas

Las mentes débiles siempre caen primero. Se dejan endulzar el oído fácilmente, se les enreda rápido y sin esfuerzo hasta que sienten gusto, admiración, incluso amor, "¡qué digo!", ¡algo que confunden con amor!.

Luego comienza un eco, una serie de repeticiones ininterrumpidas. La gente la lleva en la cabeza, en los labios. Está en el aire... "Entras a una tienda y ahí está, vas por una hamburguesa y te hace compañía mientras comes. ¡No te abandona ni en el baño!".

Antes de que nos demos cuenta, el eco se vuelve moda, y los que al principio la ignoraron ya no pueden evitarla, se la encuentran en todos lados. Y aunque no quieran prestarle atención, toca.

Los últimos, los que se creen más capaces, los que pensaron que podían rechazarla, se descubren a si mismos nombrándola mientras que miran por la ventana del carro. Es que al parecer, ¡nadie se le puede resistir a esa 'mona-teenager'!

Y así es como uno termina tarareando a 'Taylor Swift':
" Taaaaaa rararara rara, TAAARARA, We are never, ever, ever, everrrrrr, getting back together. Like ever..."

"Por favor Taylor, 'Take him back' y acaba con este régimen de 'Country-pop'".


 (Y ni hablemos del 'Gangnam Style').


miércoles, 28 de noviembre de 2012

La historia detrás del libro

Sucedió una vez, en un país donde el matrimonio gay era visto con buenos ojos, que se enamoraron un lápiz y un papel.

Sabiéndose por principio hechos de la misma madera, se abandonaron sin prejuicios a la prosa de un poeta, cuyos dedos curtidos aportaron la cuota de piel necesaria para iniciar un buen relato; tan brillantes eran sus trazos, y tan elegantes sus letras, que la mano del escritor se volvió famosa. De todas partes del mundo venían a leer. El público lloraba, reía, soñaba...

Entre tanto, en la intimidad de su anonimato, el lápiz siguió amando, pintando, rayando sobre el papel muerto de cosquillas. (...) Y así fue hasta el final de los días, cuando sobre el escritorio sólo quedó un sombrero de borrador y un montoncito de cenizas.

Esos son los amores que consumen, los que hay que procurar, porque construyen buenas historias.

                                             Ilustración el origen de los días, por 'Nando'
                                               
                                             

domingo, 25 de noviembre de 2012

Carta abierta de un libro malo

Yo sé que soy un libro malo, de esos que todo el mundo lee. Es porque soy corriente, ordinario, y fácil de leer.

Sé que mis historias no son sorprendentes, ni profundas. Que nunca estaré a la altura de Hemingway, Dickens, Austen, Levy, o incluso el joven Warnke. Y sin embargo todos ellos me miran con envidia desde sus estantes, porque yo tengo lo que ellos no pudieron en su momento.

Sé, como saben todos los de mi clase, que el mayor sueño de un libro es ser leido, recordado, eterno sin más. Y comprendo por lo tanto, que las buenas obras son arrogantes, siempre calando en los lectores, haciéndolos llorar, poniéndolos a reir, ¡haciéndolos pensar y penSAR y PENSAR!. Yo soy incapaz de producir tanta humanidad, pero no me importa, porque tengo lo que ellos no.

Porque yo en cambio, elegí ser pretencioso y simple, sobre todo simple. Nunca seré un clásico, ni tendré un lugar especial en las grandes bibliotecas, pero no me preocupa, porque siempre me hallarán en los lugares comunes y de esos hay muchos.

Yo no soy un maestro en figuras literarias, mi lenguaje raya en lo cotidiano, es repetitivo, incómodo y hasta molesto para los que han probado la buena literatura. Esas personas siempre me despreciarán porque mis personajes carecen de dramatismo, de un verdadero perfil. En mi afán de hacerlos deseables olvidé hacerlos coherentes, reales en su propio entorno. En vez de eso los he creado insulsos, básicos y francamente estúpidos.

Pero aún siendo como soy, un mal libro en toda ocasión, soy leido. Más que Bram Stoker, más que Marie Sheley, no soy Shakespeare, ni Dostoievski, Borges, Saramago, Cervantes, Cortazar, Vargas Vila, García Marquez, Camus, Homero, Neruda, Goethe, Tolstoi, ¡Woolf!. No soy nadie digno de nombrar, y tal vez en esa insignificancia consiste mi éxito. Soy como "la gente", inespecífico, hago parte del montón...

Entre el vulgo hay quienes viven una cotidianidad, diríamos, poco fantástica, o por el contrario están aquellos que soportan el peso de sucesos profundos y dolorosos, "de los plenos y felices también hay, pero son muy pocos y nunca son tenidos en cuenta en la democracia". Y es por eso mi querido lector de ojos finos que soy tan aclamado, porque los primeros se sienten identificados, comprendidos, retratados en mi excesiva sencillez, y los segundos ya tienen mucha mierda en la cabeza, esos necesitan un escape, un cuento ligero, un libro como yo. Incluso los terceros, aunque me odien por ser tan mediocre, pueden leerme, no tengo la facultad para hacerles daño.

Yo soy un libro de generalidades y accesible para todos. No exijo, no discrimino. Yo soy lo que no son esos grandiosos ejemplares escritos por grandes mentes. Soy universal. 

jueves, 15 de noviembre de 2012

Lo que me enseñó mi papá

Personas tan básicas que no entienden la trascendencia de sus propias palabras.
Personas tan básicas que dicen porque sí, porque suena bonito.
Personas tan básicas que no caben ni en sus propios zapatos, mucho menos en los de otros.
Personas que no leen y tienen un obtuso entendimiento de la grandeza.
Personas que se excusan en ser personas.
Personas que no dan ni se dan. Son seres calculadores.
Personas sin gusto ni tacto, sin aspiraciones de plenitud.
Y personas que juzgan a esas personas, porque sólo un egoísta es capaz de identificar otro egoísta.

Problemas de altura

He pensado que - si desde su punto de vista - no podemos ser iguales en estatura, es mejor que no seamos nada en absoluto. No me interesa emparentarme con seres que se creen más grandes sólo porque me llevan una antena de distancia.

Y dicho esto, la jirafa más joven se retiró de la escena.

                                  Imagen por Liniers.

miércoles, 7 de noviembre de 2012

Una vez en un mar

Había una vez una ballena que se enamoró de un submarino. Un amor imposible, muchos dirían con comprensible sensatez... Pero razón tenía Pablo Picasso cuando dijo que 'todo lo que puede ser imaginado, es real', y esta ballena, que era una gran admiradora del pintor, decidió que sí, era posible.

Y fue. Un ser de Dios y una maquina del hombre encontraron que su naturaleza era navegar, y que si dos podían nadar en un mismo mar, entonces el amor era sólo cuestión de coordinar velocidades.

Fin





Ilustración por Alberto Cerriteño



sábado, 3 de noviembre de 2012

Con la llegada de ciertas temporadas, sucede que nos desintegramos en pequeñas versiones de nosotras mismas. Y caemos... Nos precipitamos al vacío entendiendo que ya no nos pertenecemos más. Llegamos al suelo sólo para seguirnos quebrando; en el barro, nuestros pedazos se vuelven más pedazos que se siguen partiendo hasta que no hay menor ni igual, hasta que es imposible juntar nuestras partes, hasta que somos irreconocibles a nosotras mismas. Nos abandonamos a lo que un día fuimos por la ambición de ser nuevas. Y ese deseo, tan humano, tan impropio, se cuela entre la tierra. Y nos damos totalmente, porque sabemos que este efímero momento, que empezó con una caída, se repite para siempre, somos eternas.

Sinceramente,

Una gota de lluvia.



viernes, 2 de noviembre de 2012

Flores

Lo que Henrieta no sabía es que las flores en el pelo ya habían pasado de moda, por eso las vestía con orgullo cual jardín de burgués americano.  Pero no había tal. No había jardines, ni flores, ni había nada.

Y aún así, para una joven invidente el mundo es incorrupto, hermoso, hecho a la medida de su imaginación. Y en la cabeza de Henrieta, las flores eran escenciales.

                                                   Ilustración 'Me como a mi' por Vero Gatti

viernes, 19 de octubre de 2012

Aunque sea de mentiras

"... Una flor de plástico no es flor". Dijo con desdén. "Ya sabes que no quiero nada de ti, mucho menos si es algo tan artificial y barato, que porquería". Y con el dramatismo propio de una dama de su clase, cerró el garaje de un portazo.

Él se quedó ahí, parado frente al portón, humillado, desangelado... "Cómo puede ser tan cruel" se lamentó con la garganta seca.

La flor en su mano de repente se sintió marchita. Qué culpa tenía ella de ser una margarita de mentiras, ahora nadie en el mundo la iba a querer, toda gastada y estrujada.

...Y mientras los vivos atendían a esta escena cliché de barrio residencial, sucedió algo incoherente: 
apareció una gota de agua entre pétalos blancos. Lloró una flor sintética.

martes, 16 de octubre de 2012

lunes, 15 de octubre de 2012

Oh?

Todo el mundo pensó que estaba muerta. Acostada sobre la cama, con la barriga apuntando al cielo, las piernas estiradas y abiertas, un brazo a cada lado de la cabeza... Era una perfeca equis sobre la colcha azul. Una consonante muda con los ojos cerrados y los labios partidos en una mini u. El pelo libre aquí y allá. Sobre la frente. Formando cadencias en los hombros, perdido alrededor de las orejas.

Y mientras que el mundo, ensombrecido en ignorancia y perdido de imaginación, le juntaba flores para enterrarla en el patio de atrás, ella ya se había ido...

Andaba feliz, flotando boca arriba en su lago preferido. Lejos de todos y más viva que nunca.





Ilustración 
por Vero Gatti

miércoles, 10 de octubre de 2012

Por ejemplo

Los tiempos violentos siempre son reconocibles por un cierto halo de belleza...

...Como la muerte de un árbol, por ejemplo.
¿habrá algo más lindo que el otoño?.

Ilustración de Alberto Cerriteño


martes, 25 de septiembre de 2012

Oscar

Oscar es el pez más aburrido del mundo. Se pasa las mañanas, las tardes y las noches flotando entre aguas purificadas; su acuario estilo shabby tiene piedritas de colores, algas sintéticas y una concha que bota burbujas cada diez minutos.

Tiene la mala costumbre de estrellarse todos los días contra el vidrio, en sus intentos de nadar por los pasillos de la casa. Él no sabe que los peces no pueden volar.

Es un pez sin dignidad que asoma la geta por el borde del cristal cada vez que una mano aparece para tirarle bolitas de comida.

Oscar fue capturado cuando los mamiferos dominaron la tierra, es un prisionero de guerra que ha perdido la esperanza de volver al rio. Y es por ende y por último, un animal muy triste.

Irónico. A Oscar lo compraron con la idea de divertir a la famila.




domingo, 16 de septiembre de 2012

El Ratón de Biblioteca

Era una vez en la sección de literatura moderna, que en un estante olvidado, habitaba Mauricio, el ratón de biblioteca...

***
Siendo como era, el hijo menor de una ratona carroñera, fue toda una sorpresa cuando un día cualquiera, en plena expedición por las canecas de la basura, Mauricio anunció que quería ser un ¡roedor intelectual!.

De sus ocho hermanos, seis pusieron el grito en el cielo y los otros dos, presas de un gran aturdimiento, se dieron sin saberlo a las garras de un gato pendenciero.

Por su parte, la madre ratona habiéndo perdido ya a dos de sus retoños, decidió dar por terminado el sacrificio y ceder por fin a las aspiraciones de Mauricio. Fue así como con llanto en los bigotes y a pesar de su poca convicción, persignó a su ratón más chiquitico y lo mandó a vivir en la biblioteca.

Los días posteriores a la mudanza fueron desde la perspectiva de Mauricio una experiencia hilarante. Se dedicó a recorrer los pisos de marmol y a visitar las estanterías repletas de libros de todas las épocas. De repente el mundo parecía un lugar más amable, donde los ratones también podían ser letrados.

Pero como no todas las historias de superación son exitosas, después de haber admirado portadas, pisapapeles y separadores, se reveló una circunstancia que cambiaría radicalmente el curso de este cuento: ¡Mauricio no sabía leer! y lo que es peor, nadie en esos iluminados pasillos, tan bastos en sabiduría, tendría la delicadeza de atender las necesidades educativas de un 'Mickey Mouse' analfabeta.

Mauricio nunca volvió a los basureros. En vez de eso, fue un ignorante vivendo entre libros, consolado por la certeza de estar, al menos, rodeado de conocimientos...

Por eso, este cuento se llama el ratón de biblioteca y no el ratón bibliotecario, porque nunca este mundo (tan a menudo excluyente) ha conocido un ratón que sepa leer y escribir.


M.
Antes que pensar en finales felices para seres extraordinarios, habría que mejorar las políticas de educación. ¡Y que vivan las oportunidades!

lunes, 10 de septiembre de 2012

martes, 4 de septiembre de 2012

El único consuelo para tanta frustración es seguir en la nulidad, viviendo a punta de lengüetazos. Acurrucarse en el mismo sofá de todos los días y acomodarse la bigotera entre siesta y siesta. Y mirar por la ventana de vez en cuando, tratando de encontrar la lujuria perdida hasta en los pelitos de pasto.

Así se pasa los días Mr Pelusa, el gato castrado.

domingo, 26 de agosto de 2012

Papapapapapapapapaaaaa!, dispara Dios desde el cielo sus metralletas de aguacero.

Revientan gotas en el suelo y se regocija la tierra. Que bendición la lluvia alegrando los campos y llenando los rios.

Que gusto la lluvia. -Me encanta la lluvia!-

Pero tráigame un paraguas que no me quiero mojar.

viernes, 24 de agosto de 2012

Conchas para Fortunata

Nada queda por decir al respecto de conchas de mar. Nada de ese nacar hay que ella no haya visto ya. Que son azules, rugosas, onduladas, solitarias, inmoviles, aburridas, cerradas, calladas; algunas rotas otras completas, pero todas tontas cegatonas y besadoras de la arena bajo sus canales.

Y aún así, vive Fortunata enamorada de sus valvas azules. Las únicas que ha visto jamás, las únicas que le parió el mundo. Son todas suyas, absurdas como ella misma que no siente más lástima por el paisaje, que el paisaje mismo por ella.

Descansando sobre su fondo amarillo, desteñido y empalado de punta a punta sobre el marco de la ventana, están pintadas las conchas de la cortina de Fortunata. Y ellas son en suma: el único pedazo de mar que ha conocido para siempre desde su residencia en la habitación 202 del hospital 'Mares de Misericordia'.

   'Viaje' de Alfonsina Storni. Dibujado por Liniers


miércoles, 30 de mayo de 2012

Tus MoÑos verdes

¡Cómo puede ser!. Lo único que María recuerda de su querido Ambrosio son moños verdes.
Los sueña, los siente entre los dedos, los huele...

Que lástima que él nunca quiso (del verbo querer en general). No quiso moverse, cambiarse la pinta, voltearse las ideas, sumarse a nuevas causas; Ambrosio sólo tenía tiempo y fuerzas para sus moños verdes, ciertamente ellos eran su verdadero amor, no su trompeta de vientos graves, no el cielo que tanto le gustaba mirar por las noches, no María.

Y de eso estaba hecho el mundo por esos días, puros moños de olor dulzón que saben a reposo y a desuso de los bienes personales. No importaron las paredes grises, ni las ventanas coloniales, ni la fuente llena de bailarinas muertas de frío. Ni hablar del perro alambrado que tanto le amaba (y que él también amaba).  No importó la cama desencajada ni la música maravillosa que anunciaba los estados de ánimo de Ambrosio; ni siquiera importó Facundo Cabrales sermoneándole desde su hamaca ¡Estás distraído!.

No importó, porque llegando al final de los días en la casa vieja, María sólo se acuerda de los moños verdes a medio quemar en las yemas de Ambrosio.
Ilustración de Vero Gatti







El medio polvo

Se llamaba Lutencio, pero le decían el medio polvo... 

Su historia ninguna la quería contar. ¡¿Quién iba a perder el tiempo en semejante ramplonería?! -Dirían algunas sin mucha perspicacia- . Pero nadie las culpa por brutas. Ciertamente a estas alturas vilipendiar al medio polvo es una tarea inoficiosa y que requiere de un discurso por demás innecesario. Al fin y al cabo con el apodo le alcanza para veinte semanas santas de preponderancia.

Todas hablan de Lutencio y todos tienen la duda: ¿Quién es el tipo?, ¿Seré yo maestro? 

Realmente a Lutencio la pinta le sobra. Tiene buena pestaña para las locas y (sin querer) le funciona la boca para atraer misias de buena monta. Es un atrevido, un descarado, un desgalamido; pero también es un descreido de si mismo. 

Y es bueno. Sería insidioso negarlo, porque aunque duela admitirlo (y es que duele harto), al medio polvo le sobra corazón entre el pecho. Tampoco le faltan cualidades para ser un polvazo, lo que él nunca cuenta es que ya no le sabe a nada. El aliento se le salió de la cama y de la vida. Y el aliento se llama Eulalia: la fuente del problema, la que le rompió los pantalones antes de irse y a la que nadie nunca más volvio a encontrar.

De ahí que las que después vinieron, porque llegaron bien facil las muy necias, no tuvieron al día siguiente nada mejor que contar que la historia del medio polvo.





miércoles, 16 de mayo de 2012

Cuestiones culturales

El ser gallardo es por definición un ente bizarro, esplendido, hermoso a todas luces; es en toda ocasión una aparición sorprendente por lo inusual de su presencia en lo cotidiano.

Ante su saludo no existen dudas sobre su persona, no hay espacio para acusarle, porque es en suma la materialización de una convicción. 

Nos pasamos la vida añorando a los valientes porque así es como hemos aprendido a vivir, se nos ha enseñado a esperar de todo y de todos, pero sobre todo hemos sido educados para buscar en el otro aunque sea un mínimo rasgo diferenciador.

Y nos agotamos cada vez en cada nuevo detalle, porque nadie nos explicó que la gallardía es una programación atípica y exigente para la que no todos tenemos licencia. Ahí es cuando uno entiende porque se ve por ahí tanto cobarde.

viernes, 16 de marzo de 2012

No diga que NO, a USTED también le ha pasado

En momentos así se cortaría la lengua, se amarraría las piernas, se comería a si mismo...


¿Cuál es el sentido de casarse con una ofensa y atragantarse con la propia bilis?, mejor sería poner la mente en blanco y pensar en sillas voladoras. ¡Pero no!, en lugar de un desarme pacífico el cuerpo se constriñe como si la tensión pudiera evitar un escape de ira.


Es entonces cuando agradece tener las manos ocupadas y su conciencia civilizada le permite permanecer sentado. Mejor así, al fin y al cabo no quería pelear, ¿o si?


Historieta de Liniers